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martes, 3 de diciembre de 2024

POSTALES DE LA ARGENTINA QUE VUELVE

1990: PARA CAMBIAR UNA HISTORIA O SOBREVIVIR A ELLA 

Allá tiempo y hace lejos terminábamos en la localidad de Ayacucho un taller de escritura de nuestro espacio El Aleph, por invitación de la querida Ana María Carabetta, de la Agrupación de Impulso a las Bellas Artes, e invitamos para el cierre al inolvidable maestro y amigo Hamlet Lima Quintana, que brindó un recital poético cuya filmación aún nos debe la TV de esa localidad. Trabajábamos, resistíamos, leíamos y escribíamos en tensión con una historia que amenazaba el futuro de todos. 

De allí al poco tiempo saltamos a Maipú, donde actuó Cristina Baridón en un hermoso recital de canto y guitarra. Este video sí lo tenemos. Artesanal, reconstruido. Gracias a un registro con cámaras no profesionales que se rescató en VHS. Aquí les compartimos 5 minutos con fragmentos muy disfrutables que logramos digitalizar.

Acompañaron a Cristina en esa ardua gira bonaerense sus hijas Cecilia (hoy exitosa cantante de blues) y Aldana (antropóloga de la UBA, por entonces en la panza de la madre). 

Empezaba la durísima década de los años '90s. Publicamos esta semblanza al final de 2024, cuando Argentina reproduce agravada aquella situación socioeconómica y cultural. 

Hasta regresan las canciones de Mario Benedetti: 'usted preguntará por qué cantamos'. 

Pero hay que cantar. Siempre.

Click aquí para ir al video 

* * *

2024: EL ZOMBIE QUE DUERME EN UN CAJERO

Soy un tipo común que disfruta el momento en el lugar que le toca, aborrece la política, cumple sus obligaciones y no molesta a nadie. Administro bien lo que supe ganar; nunca me regalaron nada. Y tengo mucha fe. Memoria no. Reconozco que tengo poca. Lo que sí padezco es una pesadilla recurrente sobre el olvido. Siempre me despierto asaltado por la misma angustia: “¿qué se me pasó por alto? ¿qué tenía que hacer? ¿qué pude haber hecho y no hice, y en qué momento?” En la pesadilla -anoche he vuelto a tenerla- estaba sin comida ni trabajo, sin techo (sin remedio): era el amanecer del día más largo de mi vida; yo había pasado la noche cubierto por un cartón-frazada, en el cajero automático de la esquina del barrio, y al despuntar el alba caminaba por la ciudad que de a poco se iba llenando de gente. Unas cuantas personas con las que me cruzaba parecían asustarse como si vieran a un zombie; muchas temblaban al borde de mí mismo, calladitas, expectantes, curiosas o culposas, tal vez con miedo de algún mordisco o algún remordimiento. Y me esquivaban (se esquivaban) a los tumbos. Aparte de éstos, toda la otra gente, inmensa e inmersa en una feroz mayoría, más que esquivarme, me atravesaba con su indiferencia. O peor: celebraba, despreciaba y condenaba mi hambre sin remedio, mi imperdonable orfandad. Después de mendigar toda la jornada, ya en el ocaso, yo volvía al cajero automático y me acurrucaba en posición fetal para no escuchar el murmullo creciente: eran mis viejos, mis hijos, mis mejores compañeros de trabajo, algunos buenos vecinos del barrio, la mujer que amo: todos parecían zombies que después de haberse mordido a sí mismos con rabiosa voracidad se infectaban mortalmente, y venían a esperar turno en el cajero del banco, arrastrando sus cartones y sus pesadillas, cada quien repitiendo la misma letanía que temblaba en mis labios:  “¿qué se me pasó por alto?” “¿qué tenía que hacer y en qué momento?” y por fin, una y otra vez, babeando a coro: “algo no habremos hecho”…

Edgardo Ariel Epherra  

1 comentario:

Norah Scarpa Filsinger dijo...

Una historia de la Argentina 2024; 53% de pobres y el doble de indigentes que en 2023.