Después de Shakespeare, los libros de Borges son los que más estudios han merecido en todo el mundo. Pero el argentino no se enorgullecía de lo que había escrito sino de lo que leyó. En el rincón más íntimo de la Fundación que preside, María Kodama nos muestra un tesoro que ha clasificado y preserva del sonido y la furia: una biblioteca personal, con esos libros que Borges amó, releyó, y que tienen notas hechas por él de puño y letra. Caminar entre estos anaqueles y hojear alguna obra con el permiso afectuoso de María Kodamaresulta una experiencia intransferible.
Raúl Brasca, recién llegado de ofrecer un ciclo de charlas en Salamanca y Madrid, se da tiempo para compartir el brindis por la publicación de 'Pasiones sin retorno' y 'Había otra vez'. Un honor, y otra postal de esta amistad indeleble.
"Estas obras ya no nos pertenecen. Eligen sus propios
caminos, y nos redefinen como autores desde la
mirada de cada nuevo lector que cosechan, es decir
desde cada paso que dan. Por eso un libro es como un
hijo". (EAE, cerrando la presentación, ante un auditorio
cálido y numeroso).